domingo, 20 de julio de 2008

SURCOS

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Introducción:
Estas palabras están hechas a lo que siento cuando estoy en la soledad. Durante estos últimos cinco años, he tenido muchos de esos momentos y he tenido que aprender a congraciarme con ello. Esto me ha dado algunos de mis gratos momentos, uno de ellos es el de comenzar a escribir. Uno no espera la fama por ello, sólo verse a sí mismo. Pero verse describiendo lo que se ve, aunque no con tanta valentía, porque siempre hay algo que uno no se atreve a decir. Algo que admiro en muchos poetas, como César Vallejo.
Mi fe en Dios, ha tenido mucho que ver en hallar en la soledad, un vaso que bebo para alimentar mi interés y agudizar mi sentido de reflexión.
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Entré a lo mas recóndito,
hacia la morada del alma,
libre de la materia y el tiempo,
en que los pensamientos,
son como una estrella que se pierde,
hacia el infinito silencio.


Se puede ver el eterno en el horizonte;
la utopía, en la fantasía de un niño;
el sin fin, en la cumbre de una montaña;
todo, se puedo ver... desde lo que hay en mí.

Hay un último vacío,
del cual solemos ser ajenos,
porque duele que sea nuestro.
Allí sabemos de un desierto,
en que todo muere,
porque todo este mundo,
era en realidad un espejismo.

Muchas veces la ví entre las multitudes
pero las multitudes no te veían;
otras veces estaba en un amanecer,
pero no llegabas con el nuevo día;
bajo un farol iluminando la vereda triste,
tampoco tu camino era la tristeza.
Solo, mire un espejo
y sospeché tus ojos mirándome.

Cuando cerré mis ojos,
fue el día que te vi,
sí, te vi;
cuando sentí vacío y ausencia,
en el ocaso del corazón,
y el tic-tac de mi viejo reloj,
sonaba a solitario cantor.

Así es que llegué, hacia aquél mundo;
huyendo del tiempo,
porque éste se lo llevó todo,
porque para ir allí, se ingresa sin nada.

Hallé cosas bonitas,
unos buenos años,
un vals de antaño,
y un único poema que escribir.

Ya no te busco, sólo te hallo,
eres como una flor dormida,
eres como una voz que me espera,
a veces llego con un requiem
otras con algún secreto que contarte.

Si un pensamiento se vuelve arte,
y musita una melodía,
es que el alma abre un surco,
y abraza a su soledad.

Autor: Jorge Raul (socrates1810)

2 comentarios:

Hilda Breer dijo...

Gracias por enviar bellezas.... pero lo comentaré mañana......

JORGE RAUL dijo...

Gracias por tu comentario, es siempre un honor poder saber vuestro pensamiento.