Atisbo un disimulo,
que agoniza cada diciembre
y que el silencio no calla
ni el ruido silencia.
Confiné los espacios,
pero no tenías dimensión.
Abrí a las luces
y tampoco eras sombra.
Refugié a los vientos,
pero no eras nube.
Pinté atardeceres
y no eras paisaje.
Un día te dejaré ir
arrastrando tus misterios,
hacia algún lugar que yo no sé;
como nunca supe por qué te escondí,
si jamás me hiciste falta.
Autor: socrates1810
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